miércoles, 13 de abril de 2011

Un Chernóbil a cámara lenta


El sector crítico con la energía nuclear había hecho suya una frase: "Fukushima es un Chernóbil a cámara lenta". Ayer, más de un mes después del tsunami que dañó gravemente cuatro de los reactores de la central nuclear, el Gobierno japonés vino a reconocer algo así al clarificar el accidente como un 7 en la escala INES.

El 7 es el nivel máximo y solo Chernóbil lo había alcanzado. Aunque Tokio se empeñó en demostrar las diferencias con la central soviética, la compañía eléctrica dueña de Fukushima, Tepco, admitió que la fuga radiactiva, para la que no ve fin, puede acabar superando la de Chernóbil.

Tokio no dio hasta ayer su cálculo sobre la magnitud del escape. Y sus conclusiones son similares a las que Francia dio 20 días antes. Japón calcula que la emisión de yodo 131 ronda los 140.000 billones de bequerelios y la de cesio 137 los 9.000 terabequerelios.
Lo importante no es la primera cifra, sino el número de ceros: 17 para el yodo y 16 (o casi) para el cesio. En Chernóbil, la fuga, medida en bequerelios, tuvo 18 ceros para el yodo y 17 para el cesio. De ahí que los dos países cifren el escape en el 10% de Chernóbil.
Con el cálculo de la fuga, Japón elevó la gravedad del accidente hasta el 7, el máximo. Ese nivel es obligado cuando hay "liberación grave de materiales radiactivos con amplios efectos en la salud y el medio ambiente". La calificación no es arbitraria, sino que debe evaluarse así cuando hay emisión de "decenas de miles de terabequerelios de yodo 131", lo que ocurre en Fukushima.
 Extracto de El País. Para ver toda la información, pulsa el enlace:

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