viernes, 29 de abril de 2011



El fuerte deterioro que ha sufrido el mercado laboral español tiene una explicación relativamente fácil, pero una solución francamente compleja. En casi cuatro años, desde que el mercado inmobiliario empezó a hacer sonar las alarmas a mediados de 2007, el paro en España ha tocado los dos extremos. De marcar un mínimo en aquella primavera, el número de personas sin trabajo se ha disparado a los niveles más altos que recogen las estadísticas. De una tasa del 7,9% o 1,7 millones de parados al 21% de desempleo y a un récord de 4,9 millones de trabajadores que quieren un empleo. Demasiado movimiento como para no mostrar cierta curiosidad. Y preocupación.


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